El papel de los padres en ajedrez

En este blog ya hemos tratado alguna vez el tema de los padres en el ajedrez, Los padres y acompañantes, en esta ocasión nos llega este artículo de mano de Carlos Martínez, psicólogo deportivo y coordinador del área de Psicología de la Federación Valenciana de Ajedrez. Tras verlo en la excelente página Ajedrez Social nos hemos puesto en contacto con él, y muy amablemente nos ha autorizado a publicarlo. ¡Muchas gracias!

Aquí os dejamos el artículo:

Los padres y madres de los/las jóvenes ajedrecistas son una parte fundamental en la consecución de los objetivos de sus hijos en competición. En muchas ocasiones no saben cuál es la mejor manera de actuar y, aunque quieren ayudar, no saben bien cómo hacerlo. Este es un patrón muy habitual y recurrente en los torneos.

A lo largo del presente artículo, vamos a reflexionar sobre algunos de los errores más frecuentes que se cometen durante la competición y que pueden incidir de manera negativa en el devenir de la misma.

Por encima del jugador de ajedrez, está el joven en pleno desarrollo psicológico y madurativo.
Es importante remarcar que detrás del joven que está jugando la partida o la competición hay una persona en pleno desarrollo. El ajedrez es una excelente herramienta que, enfocada de una manera saludable, va a ofrecer multitud de recursos a nuestros jóvenes para su día a día y para su propio desarrollo personal.

Nosotros no somos entrenadores, somos padres

Uno de los errores fundamentales que cometen algunos padres es la creencia firme de que ellos son los entrenadores de sus hijos. Claro está que muchos saben jugar y algunos, además, son fuertes jugadores. Sin embargo, la idea del padre-entrenador es un tanto comprometida, pues es difícil (por no decir imposible) que el chico vea a su padre como un entrenador. Siguiendo en la misma línea, es también difícil (por no decir, de nuevo, que imposible) que el padre vea a su hijo exclusivamente como jugador y con una mirada objetiva. El rol de entrenador pertenece a otra persona y lo más sano es que así sea.

La competición no dura 24 horas

En muchas competiciones podemos ver que los chicos dedican multitud de horas a preparar las partidas, analizar las posiciones, ver cómo juega el rival, decidir qué variantes jugar, preparar las aperturas, etc. En ocasiones, los chicos pasan multitud de horas enfrascados en  este tipo de actividades, con la justificación de que han venido a jugar al ajedrez y que hay que tomárselo en serio. Esta es una frase muy escuchada durante un torneo.
Jugar una competición no implica pensar en ajedrez las 24 horas pues esto no va a hacer, de ninguna manera, que se consigan mejores resultados. Debe haber momentos para el descanso y la desconexión del ajedrez y estos momentos son tan importantes como las horas dedicadas al juego, ya que sirven para recargar la energía y afrontar la nueva partida en mejores condiciones. Para poder estar cargado de energía en una partida, aparte de preparar la misma, también se necesita la descarga de la tensión que se va acumulando a lo largo de una competición. Y para ello los momentos de relax y de disfrute son fundamentales.

Los programas informáticos no son el oráculo

Otro error frecuente por parte de los padres, que se ha visto acrecentado en los últimos años, es seguir la partida de nuestro hijo con un módulo de análisis. Además, se espera que el chico realice las jugadas que dice el módulo. Los módulos de análisis son una excelente herramienta para los jugadores avanzados o para los profesionales. Pero es nefasto para los aficionados porque en muchas ocasiones nos da la sensación de que las jugadas son relativamente fáciles y que el juego no tiene ningún misterio.
En una partida de ajedrez intervienen multitud de factores de tipo psicológico y emocional que imprimen un carácter particular al juego que el módulo jamás podrá entender. Los módulos buscan la perfección en el cálculo, los humanos, las ideas y los conceptos. Además, como se ha demostrado en algunas ocasiones, los módulos también pueden cometer errores, sobre todo a largo plazo. Por tanto, hay que tener claro que el módulo no es el oráculo y hay que tener mucho cuidado con él.

La actitud está por encima de los resultados

Nuestros chicos están en un momento de desarrollo madurativo y, por tanto, debemos primar la actitud en su juego por encima de los resultados exclusivamente. Está claro que todos queremos un resultado positivo, pero estos no siempre llegan y las razones de ello pueden ser muy extensas para tratarlas en este punto. Lo principal es que el chico aprenda en cada una de las partidas que juega y que tenga la sensación de que ha jugado lo mejor que ha podido. Habrá veces que el resultado sea positivo. Otras, sin embargo, los resultados serán negativo pero es fundamental remarcar que son en estos momentos en los que nos tenemos que reponer y extraer aspectos para trabajar y seguir mejorando nuestro ajedrez.

Hay que mostrar una mirada positiva

Para fortalecer la motivación y la confianza durante la competición (y fuera de ella) es esencial que no remarquemos solamente los posibles errores que se hayan cometido. De igual manera que se han cometido errores también a lo largo del juego se han cometido aciertos. Remarcar estos aspectos positivos va a hacer que las sensaciones del chico sean más positivas y le ayudarán a fortalecer su autoestima.

Los errores forman parte del juego

Pretender realizar la partida perfecta está fuera del alcance de todos los jugadores. En todas las partidas se cometen imprecisiones, por sutiles que estas sean. En las competiciones de los más jóvenes, estos errores son más visibles. Hay que aceptarlos como parte del juego y tratar de que los jóvenes les hagan frente y aprendan de ellos.

El ajedrez no es la vida

En edades tempranas, y no tan tempranas, hay que ver el ajedrez como un juego que va a ayudar en el desarrollo de los chicos. Son pocos los que llegan a cosechar grandes triunfos y esto no hay que verlo de manera negativa. Los beneficios que brinda el ajedrez se pueden sentir a todos los niveles y hay que potenciar el disfrute del mismo. El ajedrez no es nuestra vida y hay que verlo como otra parte más de la misma.

El dinero

Por último, uno de los errores que resultan más peligrosos por lo que implican: la idea de que como padres hemos realizado un gran esfuerzo para que nuestros chicos jueguen una determinada competición y ahora queremos resultados. Esto genera una tensión en el jugador que va a llevar, casi irremediablemente, a la sensación de fracaso. Está claro que el hecho de acudir a una competición implica un importante desembolso económico para los padres, pero esto hay que tomar como unas vacaciones y no esperar resultados porque nos hemos gastado una cantidad concreta. Los chicos pueden sentirse frustrados, culpables, etc. si no alcanzan los objetivos propuestos y generarle un estado emocional muy negativo. Es recomendable no hacer referencia al tema económico y mucho menos utilizarlo como   bastión para potenciar la motivación del chico, pues genera casi automáticamente lo contrario. Es preferible que una competición se viva como un reforzador, a que se viva como algo que el chico debe devolver con determinados resultados.
El objetivo de este artículo es abrir un espacio para reflexionar sobre algunos comportamientos y/o actitudes muy habituales que se dan en las competiciones de ajedrez por parte de los tutores.
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About Miguel Álvarez

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5 comentarios :

  1. Pocas cosas en este mundillo de los torneos hay que me moleste mas que ver a un padre enervado por ver hacer una supuesta ilegal al contrario de su hijo y ponerse como un loco contra otro menor.En Carboneras se dio ese ejemplo y me dieron ganas de darle un guantazo a ese sujeto.El arbitro deberia tener tolerancia 0 ante estos actos.¿Si yo me controle mis instintos primarios de querer asestarle un golpe mortal, porque el no puede controlar ver como su hijo desarrolla su juego sin que influyan terceros?...

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  2. Tras algunos años de experiencia en el ajedrez de competición y como docente, lo que tenemos que tener claro es que ni los monitores deben ejercer la labor de padres, ni los padres deben ejercer la labor de los padres , es perfectamente complementaria

    En competiciones es cuando debemos de dejar al niño que aplique lo que a aprendido con total libertad, sin condicionarlo con los resultados, el dinero invertido o el tiempo empleado.

    Por eso es importante siempre planificar la temporada con los alumnos y los padres conjuntamente para que se planteen cual es el papel de las 3 partes implicadas y cuales son los deseos de cada una que normalmente no suelen coincidir. Igualmente al final de temporada es cuando hay que valorar en conjunto esa labor.

    Recordemos Sres. que estamos formando personas no maquinas ni campeones, hay que reconocerles el derecho a los niños de disfrutar jugando y no solo ganando

    PD....... sino pueden terminar como miguel Álvarez xD

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  3. Posiblemente el articulo mas real que he leído sobre este tema y que punto a punto de forma generalizada comparto.

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  4. Es sencillamente genial el artículo. Es necesario que se aborde a nivel de padres y a nivel de colegios una orientación no competitiva del ajedrez. Eso no quita que no se realicen competiciones, pero debemos trabajar en la línea de muchos de los planteamientos del artículo, buscando otras dimensiones educativas. El ajedrez precisamente promueve mejoras que afectan a muchas capacidades de los niños y niñas, para su vida fuera del ajedrez. Felicitaciones sinceras.

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